12/10/10

FILMOTECA CIENTIFICA



     
       LOS PRECURSORES

     
      


      FRANK PERCY SMITH  (1880-1945)  puede ser el primer divulgador entomológico del medio cinematográfico. Como pionero del cine científico, este naturalista inglés también abrió el camino de la macrofotografía con cortos sobre el mundo natural filmando en el jardín de su propia casa londinense.


                                       Smith en su jardín de Southgate (Londres)


      
      THE STRENGTH AND AGILITY OF INSECTS / THE ACROBATIC FLY
     
       
      The Strenght and Agility of Insects (1910) reflejaba su interés no sólo por sorprender y entretener al espectador (a la manera de los antiguos circos de pulgas) sino, sobre todo, su empeño por demostrar tanto la  habilidad como la fuerza de tan minúsculos animales. The Balancing Bluebottle es un nuevo montaje, una versión resumida de la anterior (en la que aparecían un escorpión agarrando una caja de cerillas, unas hormigas jugando a fútbol, y hasta una mosca vestida de enfermera cuidando de un bebé...) que luego sería más conocida como The Acrobatic Fly (La mosca acróbata), es un corto de apenas 3 minutos de duración donde no se sabe si es mayor la habilidad de la mosca moviendo diversos objetos o la del fabricante de éstos últimos y artífice de su muy compleja "puesta en escena":


                  
                CORTO COMPLETO (MUDO)


     
     
       

      



                                              RECUERDO DE JEAN PAINLEVÉ
 
     


      Jean Painlevé (1902 - 1989) fue el primer cineasta de formación científica que intentó enlazar arte e investigación, cine y ciencia, proponiendo modernas formas de expresión para la investigación de la Ciencia, haciéndola más accesible para el espectador medio. Esto último le fue reprochado en sus comienzos, cuando sus contemporáneos consideraban sus primeros cortos de "distracción para gentes ignorantes". No obstante estas primeras críticas, Painlevé siempre siguió su propio camino, pues fue desde muy joven un vocacional,  un auténtico creador que llegaba a fabricarse sus propios artilugios técnicos para, por ejemplo, poder filmar debajo del agua. De manera que su labor no tardaría en erigirse y ser distinguida como una de las muestras de mayor calidad de lo que ahora se conoce como divulgación científica, siempre hablando en su apartado cinematográfico.



     Jean Painlevé era hijo del prestigioso político y matemático Paul Painlevé. Estudió Medicina, Física y Geología. Entre 1925 y 1982 realizó más de 200 películas, la mayoría dedicadas a la fauna marina. Al comienzo mudas, pronto sonorizadas con textos didácticos dentro de un estilo muy vanguardista y siempre de fuerte carga poética, realzadas por música de jazz o sinfónica.
     Una influencia importante en su vida la constituyeron los padres de su pareja sentimental, Geneviève (Ginette) Hamon, que vivían de acuerdo a ideales y principios anarquistas. Siempre estuvo bien relacionado con las vanguardias artísticas de su época -en especial con el emergente Surrealismo- y, por citar algunos nombres, fue amigo de DesnosEisensteinArtaud, Jean Vigo o  Luis Buñuel... Como curiosidad, añadir que colaboró con éste último en la escena de la mano aprisionada por la puerta de Un perro andaluz, por lo que fue nombrado "Jefe manipulador de hormigas". La verdad es que, bromas aparte, todo reconocimiento es poco para este grande entre los grandes.






   
 
      Painlevé habitualmente filmaba invertebrados marinos, sobre todo moluscos y crustáceos, pero también lo hizo con mamíferos (su célebre Le vampire, de 1945, referida al murciélago y quizá su más conocida película, o un breve reportaje sobre una operación a un perro), y hasta se aproximó en al menos una oportunidad al mundo de los insectos, que es lo que más nos interesa. Se trata de un corto de 25 minutos rodado en blanco y negro en 1947 sobre larvas y adultos carnívoros del escarabajo Dytiscus (Coleoptera; Dytiscidae) centrado en la labor depredadora de esta voraz especie animal.
   
     Adjunto un comentario de Hélène Hazera ("Positif", 1990) :
   
     Assassins d'eau douce marca el regreso de Jean Painlevé al cine después de su actuación al frente del Centre National du Cinéma (CNC) tras la Liberación. En los estanques de los alrededores de París, todo tipo de insectos acuáticos y larvas se devoran los unos a los otros. Mandíbulas trituradoras, bombas que inyectan en la presa un líquido digestivo que ellas reabsorben, picos succionadores, etc. Lo insoportable de estas escenas de carnicería mostrada de parte a parte es acentuada por la música de Duke Ellington y de Jimmie Lunceford. La película es una de las más largas realizadas por Jean Painlevé... En uno de los pocos artículos escritos después de la guerra sobre el cine de Painlevé, el historiador André Bazin cuenta que incluso en los cineclubs resultó abucheada.


Dos instantáneas de "Assassins d'eau douce" (1947)
   
   
      Asímismo, un usuario de IMDb, uno de esos escasos privilegiados que han llegado a ver el corto (y entre los que aún no me cuento), también ofrece su opinión sobre la película:
   
     En un estanque de agua dulce, se trata de "comer o ser comido". Una larva de libélula se come un mosquito. Una larva de escarabajo acuático se come una larva de caballito del diablo. Un escarabajo se come a su propia larva. 
     De cerca, podemos ver el aparato de alimentación de una larva de caballito del diablo, con un gancho retráctil debajo de las mandíbulas. Algunas criaturas muerden y mastican, otras chupan. Una larva de escarabajo acuático se aferra a su presa. Después le inyecta un veneno que convierte las entrañas de su víctima en una sopa y por último la succiona hasta dejarla seca. Vemos a otro escarabajo devorar una larva de caballito del diablo y luego a otra larva de su especie. Algunos tienen ingeniosas formas de camuflaje, como el escorpión acuático, y respiran del aire mientras cazan debajo del agua. Luego ocultará la larva de un tricóptero en los detritus del fondo para comérsela más tarde.

      Bueno, desde hace unos pocos días (11/09/13) he conseguido sacarme la sangrienta espina tras contemplar esta exquisitez de 24 minutos que seduce desde el mismo diseño de sus títulos de crédito. Todo el texto precedente -así como cualquiera de sus expectativas en positivo- queda más que confirmado. Ahora puedo asegurar que se trata de un documento científico de extraordinario valor donde lo didáctico nunca está reñido con lo ameno e incluso divertido (fondo a ritmo de jazz).



                                 Saltamontes fotografiado por Painlevé (1930)





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